viernes, 28 de mayo de 2010

Abrazos de Cristal


Las llamas del infierno se presentan ante mis ojos, ignorando mi deseo de redención.

¿Acaso existe algo que me impida partir para siempre?
Ah, este aroma suicida es solo una ilusión evanescente
pero es todavía más real que mi propia existencia...
No importa la sensibilidad de mis lágrimas
o el mortuorio grito por la liberación de mi alma...
Eco de mis desgracias, destrúyeme de nuevo.

[...]

Astuto muchacho, aniquila tu amabilidad para mi satisfacción, convierte mi desesperación en agonía y desea mi muerte con cada mirada que me dediques... ¡Ah, así debe ser, dolorosa indiferencia!

Angeline C. H.

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