¿Será cierto lo que a gritos predica el firmamento?
Su fulgor se desvanece y el helado viento condena mis restos al olvido.
Mis estaciones son desde entonces un invierno perpetuo,
mis emociones un cauce sellado por el hielo,
y estos témpanos son embellecidos por tu benevolencia y perdón.
¡Oh, querido, sálvate y abraza mi alma cuando desfallezca!
Pues la vida fue una prueba demasiado sencilla para mi...
¿No es así?
Angeline C. H.
No hay comentarios:
Publicar un comentario